Publicado 29/09/2025 12:29

Grupos ancestrales en Mongolia convivieron siglos sin mestizaje

La investigación interdisciplinaria en el sitio de enterramiento de Maikhan Tolgoi, en Mongolia central, está proporcionando nuevos conocimientos sobre la organización social y la dinámica de la población durante la Edad del Bronce Final (aproximadamente
La investigación interdisciplinaria en el sitio de enterramiento de Maikhan Tolgoi, en Mongolia central, está proporcionando nuevos conocimientos sobre la organización social y la dinámica de la población durante la Edad del Bronce Final (aproximadamente - LEIZA/URSULA BROSSEDER

   MADRID, 29 Sep. (EUROPA PRESS) -

   Dos grupos de pastores nómadas de la Edad del Bronce, genética y culturalmente distintos, convivieron durante siglos en la Mongolia central, según un análisis de génomas humanos y prácticas funerarias.

   El estudio, liderado por la Leibniz-Zentrum für Archäologie (LEIZA) de Maguncia y la Universidad de Bonn, arroja nueva luz sobre la dinámica poblacional prehistórica. Sus resultados se publican en Nature Communications.

   La investigación se centró en dos grupos nómadas que vivieron en Mongolia durante el segundo y primer milenio a. C. Un grupo se concentraba en el sur y sureste del país, mientras que el otro ocupaba áreas que se extendían desde el oeste hasta el centro de Mongolia. Estas dos poblaciones entraron en contacto en el valle de Orkhon, en el centro de Mongolia, donde incluso compartían el mismo paisaje ritual: enterraban a sus muertos en las laderas de la misma montaña.

   Las investigaciones arqueológicas revelaron marcadas diferencias en la forma en que cada grupo enterraba a sus muertos. Los individuos del grupo occidental eran enterrados mirando al noroeste, mientras que los del grupo oriental lo hacían hacia el sureste. Las propias estructuras funerarias también reflejan divergencia cultural: mientras que el grupo occidental construía túmulos de piedra típicos del llamado Complejo de Piedra de Ciervo-Khirigsuur (DSKC), el grupo oriental prefería tumbas de piedra más pequeñas y con forma de figura.

   "Nuestro análisis del ADN humano antiguo muestra que estos dos grupos se mantuvieron genéticamente distintos durante unos 500 años, a pesar de vivir en estrecha proximidad", explica en un comunicado la Dra. Ursula Brosseder, jefa del Departamento de Prehistoria de LEIZA y coautora principal del estudio. "A nivel mundial, disponemos de muy pocos ejemplos de la prehistoria que permitan identificar dichos patrones o las normas sociales subyacentes que moldearon las prácticas matrimoniales".

   Con el inicio de la Edad del Hierro Temprana (alrededor del 1000 al 300 a. C.), cobró importancia una nueva tradición funeraria. Las tumbas se convirtieron en recintos hechos de losas de piedra. Esta cultura de las tumbas de losas evolucionó a partir de la tradición oriental de entierros con forma de figura, se extendió rápidamente hacia el oeste y, finalmente, suplantó las costumbres funerarias del grupo occidental.

    "Nuestros nuevos datos muestran que este cambio no fue solo cultural, sino también genético", afirma el profesor Jan Bemmann, arqueólogo de la Universidad de Bonn. Los perfiles genéticos de los individuos enterrados en tumbas de losa muestran poca conexión con los grupos occidentales previamente dominantes. Esto sugiere que una gran ola de recién llegados del este entró en la región, reemplazando a la población occidental casi por completo. Incluso siglos después, durante el Imperio Xiongnu (200 a. C. a 100 d. C.), conocido por la integración de diversos grupos, no existe rastro genómico de la población occidental anterior.

   El estudio también confirma que las raíces genéticas de la población occidental se remontan parcialmente a las culturas tempranas de Afanasievo y Khemtseg, comunidades que introdujeron el pastoreo móvil en Asia Central hace más de 2.000 años. Esto revela un legado genético que abarca varios milenios.

   La investigación se basa en los hallazgos del proyecto Investigación Bioarqueológica en Cementerios del Valle Superior del Orjón (BARCOR). Tras una fase piloto inicial (2011-2013), el proyecto se desarrolló en la Universidad de Bonn.

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