Publicado 09/12/2025 20:06

Ciencia.-Los humanos se sitúan entre los suricatos y los castores en la clasificación de la monogamia

Archivo - Imagen de un suricata, especie analizada en el estudio.
Archivo - Imagen de un suricata, especie analizada en el estudio. - CSIC - Archivo

MADRID 10 Dic. (EUROPA PRESS) -

Los humanos estamos mucho más cerca de los suricatos y los castores en cuanto a niveles de apareamiento exclusivo que de la mayoría de nuestros primos primates, según un nuevo estudio de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) que incluye una tabla que clasifica las tasas de monogamia en varias especies de mamíferos.

El estudio, publicado en 'Proceedings of the Royal Society: Biological Sciences', sitúa a los humanos en una tasa general del 66% de hermanos completos, lo que nos sitúa en el séptimo lugar de las once especies del estudio consideradas socialmente monógamas y que prefieren vínculos de pareja a largo plazo.

Investigaciones evolutivas previas han utilizado registros fósiles y trabajo de campo antropológico para inferir la selección sexual humana. Mientras que, en otras especies, los investigadores han realizado observaciones a largo plazo de sociedades animales y han utilizado pruebas de paternidad para estudiar los sistemas de apareamiento.

Ahora, un nuevo enfoque del doctor Mark Dyble del Departamento de Arqueología de Cambridge analiza las proporciones de hermanos completos y medios hermanos en una gran cantidad de especies, así como en varias poblaciones humanas a lo largo de la historia, como una medida de la monogamia.

Las especies y sociedades con mayores niveles de monogamia probablemente produzcan más hermanos que comparten a ambos padres, comenta Dyble, mientras que aquellas con patrones de apareamiento más polígamos o promiscuos probablemente tengan más medios hermanos.

El experto, ideó un modelo computacional que mapea datos de hermanos recolectados a partir de estudios genéticos recientes sobre estrategias reproductivas conocidas para calcular una calificación estimada de monogamia.

Si bien sigue siendo una guía aproximada, Dyble sostiene que esta es una forma más directa y concreta de evaluar los patrones de monogamia que muchos métodos anteriores al observar un espectro de especies y sociedades humanas a lo largo de miles de años.

"Existe una liga principal de monogamia, en la que los humanos nos sentimos cómodos, mientras que la gran mayoría de los demás mamíferos adoptan un enfoque mucho más promiscuo para el apareamiento", destaca Dyble, antropólogo evolutivo de la Universidad de Cambridge. "El hallazgo de que las tasas humanas de hermanos completos se superponen con el rango observado en mamíferos socialmente monógamos da más peso a la opinión de que la monogamia es el patrón de apareamiento dominante para nuestra especie".

La cuestión de la monogamia humana se ha debatido durante siglos. Desde hace tiempo se ha planteado la hipótesis de que la monogamia es una piedra angular de la cooperación social que permitió a los humanos dominar el planeta. Sin embargo, los antropólogos encuentran una amplia gama de normas de apareamiento entre los humanos. Por ejemplo, investigaciones previas muestran que el 85% de las sociedades preindustriales permitían el matrimonio poligínico, es decir, que un hombre se casa con varias mujeres al mismo tiempo.

Para calcular las tasas de monogamia humana, Dyble utilizó datos genéticos de sitios arqueológicos, incluidos cementerios de la Edad de Bronce en Europa y sitios neolíticos en Anatolia, y datos etnográficos de 94 sociedades humanas de todo el mundo: desde los cazadores-recolectores hadza de Tanzania, hasta los cultivadores de arroz toraja de Indonesia. "Hay una enorme diversidad intercultural en las prácticas humanas de apareamiento y matrimonio, pero incluso los extremos del espectro todavía están por encima de lo que vemos en la mayoría de las especies no monógamas", aporta Dyble.

Las suricatas presentan una tasa de reproducción monogámica del 60%, mientras que los castores superan a los humanos en monogamia, con un 73%. Al igual que en el caso de los humanos, esto sugiere una tendencia significativa hacia la monogamia en estas especies, pero con una considerable flexibilidad.

El gibón de manos blancas es el que más se asemeja a los humanos en el estudio, con una tasa de monogamia del 63,5%. Es la única otra especie con una clasificación superior de "monótona", lo que significa que suele tener una cría por gestación, a diferencia de las camadas de otros mamíferos monógamos.

El único otro primate no humano en la división superior es el tamarino bigotudo: un pequeño mono amazónico que generalmente produce gemelos o trillizos y tiene una tasa de hermanos completos de casi el 78%.

Se sabe que todos los demás primates del estudio tienen sistemas de apareamiento polígamos o poliginandros (en los que tanto los machos como las hembras tienen múltiples parejas) y se ubican muy abajo en la tabla de monogamia.

Los gorilas de montaña alcanzan una tasa de reproducción completa del 6%, mientras que los chimpancés alcanzan solo el 4%, al mismo nivel que los delfines. Varias especies de macacos, desde los japoneses (2,3%) hasta los rhesus (1%), se sitúan casi al final de la tabla.

"Basándonos en los patrones de apareamiento de nuestros parientes vivos más cercanos, como los chimpancés y los gorilas, la monogamia humana probablemente evolucionó a partir de una vida en grupo no monógama, una transición muy inusual entre los mamíferos", plantea Dyble.

Entre los pocos animales con un cambio evolutivo similar se encuentran las especies de lobo y zorro, que tienen un grado de monogamia social y cuidado cooperativo, mientras que el cánido ancestral probablemente haya vivido en grupo y sido polígamo.

El lobo gris y el zorro rojo se cuelan en la liga superior con tasas de hermanos completos de casi la mitad (46% y 45% respectivamente), mientras que las especies africanas tienen tasas mucho más altas: el lobo etíope llega al 76,5%, y el perro salvaje africano ocupa el segundo lugar en monogamia con una calificación del 85%.

Encabezando la tabla se encuentra el ratón ciervo de California, que mantiene su pareja de por vida una vez apareado, con una calificación del 100%. En último lugar se encuentra la oveja Soay de Escocia, con un 0,6% de hermanos completos, ya que cada oveja se aparea con varios carneros.

"Casi todos los demás mamíferos monógamos viven en familias compactas, compuestas únicamente por una pareja reproductora y sus crías, o en grupos donde solo una hembra se reproduce", comenta Dyble. "Mientras que los humanos vivimos en grupos sociales fuertes donde varias hembras tienen hijos".

El único otro mamífero que se cree que vive en un grupo estable, mixto y de múltiples adultos con varios vínculos de pareja exclusivos es un gran roedor parecido a un conejo llamado mara patagónica, que habita madrigueras que contienen varias parejas de largo plazo.

Dyble añade: "Este estudio mide la monogamia reproductiva en lugar del comportamiento sexual. En la mayoría de los mamíferos, el apareamiento y la reproducción están estrechamente vinculados. En los humanos, los métodos anticonceptivos y las prácticas culturales rompen ese vínculo".

"Los seres humanos tienen una gama de asociaciones que crean condiciones para una mezcla de hermanos y medios hermanos con una fuerte inversión parental, desde la monogamia en serie hasta la poligamia estable".

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