BOLIVIA, 10 Sep (EUROPA PRESS)
Un grupo de investigadores de diversas partes del mundo puso su atención en las catastróficas inundaciones ocurridas en Derna, Libia, en 2023, las cuales dejaron un saldo de más de 11.300 fallecidos, revelando el papel crucial que jugó el incremento de la erosión del suelo en la magnitud de esta tragedia desértica.
Publicado casi un año después del desastre del 10 de septiembre de 2023 en Nature Communications, el estudio expone la creciente vulnerabilidad de las zonas áridas ante los fenómenos meteorológicos extremos, potenciados por el cambio climático. Los autores destacan la importancia crítica de avanzar en los programas de observación del planeta para un monitoreo efectivo de estos territorios.
A lo largo de la última década, el Sahara ha experimentado una peligrosa mezcla de aridez creciente e intensas tormentas costeras. La fuente de estos fenómenos reside en la desertificación que intensifica las sequías y en el aumento de la frecuencia de las lluvias debido al calentamiento de las aguas del mar Mediterráneo.
Essam Heggy, investigador principal en el Centro Viterbi de Investigación y Exploración de Áridos y Aguas (AWARE) de la USC, destaca que la combinación de estas condiciones extremas está acelerando la erosión del suelo y la formación de mortales flujos de lodo, excediendo la capacidad de las represas existentes.
A contraposición de la creencia común que sitúa a las sequías como la mayor amenaza en el Sahara, Heggy resalta que las inundaciones representan el peligro más letal, como lo demuestra el estudio efectuado.
La tormenta Daniel, o "Medicane Daniel", se convirtió en un evento sin precedentes al azotar la costa oriental de Libia en otoño de 2023, convirtiéndose en la inundación más mortal que África haya visto en un siglo. La combinación de lluvias excepcionalmente fuertes, el colapso de represas y el fracaso de la infraestructura hídrica de Derna para manejar este evento extremo fueron factores clave en la catástrofe.
La investigación reveló cómo la segunda sedimentación, producto de la erosión superficial, incrementó la densidad de los flujos de agua, exacerbando el impacto de las inundaciones repentinas en Derna y Susah. A través del análisis de imágenes del radar de apertura sintética de banda C de Sentinel-1A, se mapeó la erosión causada por las inundaciones y los daños a la infraestructura resultantes.
El estudio subraya que, aunque los modelos de escorrentía son útiles para estimar la extensión de las inundaciones, no son adecuados para evaluar la erosión superficial en los desiertos, un factor clave en la tragedia de Derna.
Según Heggy, los satélites de radar avanzados son esenciales para mejorar el monitoreo de las cuencas hidrográficas áridas, siendo cruciales para mitigar riesgos devastadores en varias regiones del Sahara, la Península Arábiga y otros desiertos.