Publicado 10/09/2024 11:21

BOLIVIA.- Descubrimiento de fósiles revela que primeras aves ya consumían fruta

Latam.-Ciencia.-Fósiles avalan que una de las primeras aves comía fruta
Latam.-Ciencia.-Fósiles avalan que una de las primeras aves comía fruta - VILLE SINKKONEN.

BOLIVIA, 10 Sep (EUROPA PRESS)

Un equipo de científicos descubrió que la dieta de una de las primeras aves conocidas, el Longipteryx chaoyangensis, incluía frutas y posiblemente insectos, contradiciendo teorías anteriores que sugerían que este ave prehistórica se alimentaba de peces. Este hallazgo, publicado en la revista Current Biology, cambia la forma en que los investigadores entienden los hábitos alimenticios de las aves primitivas.

El Longipteryx chaoyangensis, que vivió hace aproximadamente 120 millones de años en lo que hoy es el noreste de China, era conocido por su apariencia inusual: un cráneo largo con dientes ubicados solamente en la punta del pico. "El Longipteryx es uno de mis fósiles de aves favoritos, porque es muy extraño: tiene un cráneo largo y dientes sólo en la punta del pico", comentó Jingmai O'Connor, curadora asociada de reptiles fósiles en el Centro de Investigación Integrativa Neguanee del Museo Field y autora principal del estudio.

Los investigadores encontraron semillas fosilizadas en los estómagos de dos ejemplares de Longipteryx en el Museo de la Naturaleza Tianyu de Shandong, China, lo que indica que estas aves consumían frutas de gimnospermas, árboles parientes de las coníferas y los gingkos modernos. Este descubrimiento sugiere que la dieta del Longipteryx no estaba limitada a peces como se pensaba anteriormente, sino que era más variada y probablemente incluía la ingesta de insectos cuando las frutas no estaban disponibles.

Este hallazgo también plantea dudas sobre el uso de los dientes fuertes y del pico largo y puntiagudo del Longipteryx, que, a pesar de su esmalte dental grueso, parecen no haber sido adaptaciones para una dieta basada en peces. Alex Clark, estudiante de doctorado en el Museo Field y la Universidad de Chicago y coautor del artículo, sugiere que estas características podrían haber evolucionado como armas para competir por recursos o como parte de exhibiciones durante el cortejo.

El estudio del Longipteryx echa luz sobre la complejidad de los ecosistemas prehistóricos y los desafíos de interpretar dietas y comportamientos a partir de fósiles. "Siempre ha sido extraño que no supiéramos qué comían, pero este estudio también apunta a un problema más amplio en paleontología: las características físicas de un fósil no siempre cuentan toda la historia sobre lo que comía el animal o cómo vivía", argumenta O'Connor. Este descubrimiento no solo ajusta nuestra comprensión sobre la evolución de las dietas en las aves, sino que también destaca la importancia de examinar los contenidos estomacales fósiles para obtener una imagen más precisa de la vida prehistórica.

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