El grupo dice que Kinshasa "socava los interminables esfuerzos" internacionales para "una solución pacífica" al conflicto
MADRID, 29 Sep. (EUROPA PRESS) -
El grupo rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23) ha denunciado nuevos ataques por parte del Ejército de República Democrática del Congo (RDC) contra infraestructura "esencial" en el este del país africano a pesar del alto el fuego en vigor y ha reiterado su "compromiso inamovible" a la hora de "proteger y defender a los civiles", después de los combates de los últimos días en esta zona, que han hecho temer con un colapso del alto el fuego.
El grupo ha indicado en un comunicado publicado en su cuenta en la red social X que Kinshasa "comete actos criminales de forma persistente", "saltándose el proceso de paz de Doha y socavando los interminables esfuerzos de los líderes regionales y los socios internacionales para lograr una solución pacífica en el conflicto en RDC".
Así, ha afirmado que el Ejército congoleño y sus milicias aliadas "destruyeron el puente en Mpeti", lo que ha descrito como "un sabotaje deliberado contra una infraestructura pública esencial" que ha provocado el corte de las comunicaciones por tierra entre comunidades ribereñas en la zona, "privándolas del acceso a diversos bienes", sin que RDC se haya pronunciado al respecto.
"Esta campaña premeditada y sistemática para destruir la infraestructura básica del pueblo congoleño está aislando a las poblaciones civiles y obstruyendo la libertad de movimiento de personas y bienes", ha sostenido, al tiempo que ha incidido en que se trata de "crímenes contra la humanidad diseñados para matar de hambre y asfixiar a civiles inocentes".
Por ello, ha reclamado a la comunidad internacional que actúen ante "la monstruosidad de estos ataques", al tiempo que ha reiterado su "determinación de eliminar cualquier amenaza en sus fuentes y establecer un perímetro de seguridad para neutralizar a cualquier fuerza negativa", en lo que podría implicar una expansión de sus ataques en las zonas sacudidas por el conflicto.
RDC y Ruanda firmaron a finales de junio un acuerdo de paz en el que se comprometen a poner fin a la actividad de grupos armados como el M23 o las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FLDR), fundadas por extremistas hutus que huyeron de Ruanda tras el genocidio de 1994, después de los contactos lanzados después de que el M23 tomara durante los últimos meses las capitales de las provincias de Kivu Norte y Kivu Sur, en medio de una ofensiva relámpago que ha dejado miles de nuevos desplazados.