Publicado 16/08/2025 03:35

No es más feliz el que más tiene: La verdad que nadie te cuenta sobre la felicidad y el consumo

Archivo - Pareja en avión privado.
Archivo - Pareja en avión privado. - EXTREME-PHOTOGRAPHER/ ISTOCK - Archivo

    MADRID, 16 Ago. (EUROPA PRESS) -

   ¿Crees que tener más cosas te hará más feliz? La verdad podría sorprenderte: en un mundo dominado por el lujo y el consumismo desmedido, cada vez más investigaciones revelan que la clave para una vida plena no está en cuánto posees, sino en cuánto decides simplificar. ¿Quieres descubrir por qué menos puede ser mucho más?

    En una época en la que los multimillonarios y el consumo ostentoso son cada vez más evidentes, una nueva investigación liderada por expertos de la Universidad de Otago (Nueva Zelanda) muestra qué significa realmente tener una vida feliz.

LA SIMPLICIDAD VOLUNTARIA Y SU IMPACTO EN EL BIENESTAR

El estudio, dirigido por investigadores del Departamento de Marketing Ōtākou Whakaihu Waka de la Universidad de Otago y publicado recientemente en el J'ournal of Macromarketing', ha descubierto que las personas son más felices y están más satisfechas cuando adoptan estilos de vida sostenibles y resisten las tentaciones del consumismo.

Para comprender la relación entre consumo y bienestar, los investigadores analizaron datos de una muestra representativa de más de 1.000 neozelandeses, compuesta por un 51% de hombres y un 49% de mujeres, con una edad media de 45 años y un ingreso familiar anual medio de 50.000 dólares (49.000 euros).

Descubrieron que el compromiso con una vida sencilla, o “simplicidad voluntaria” como se la conoce formalmente, conduce al bienestar al ofrecer más oportunidades de interacción personal y conexión social, a través de espacios como huertos comunitarios, el intercambio de recursos y plataformas de préstamos entre pares.

Las mujeres tienen más probabilidades de adoptar una vida sencilla que los hombres, aunque se requiere más investigación para entender las razones.

EL MITO DEL CONSUMISMO Y LA FELICIDAD

La profesora asociada y coautora Leah Watkins explica que la cultura del consumo promueve la felicidad asociándola con altos niveles de ingresos y la capacidad de acumular bienes materiales. Sin embargo, la investigación demuestra claramente que las actitudes materialistas no aumentan ni la felicidad ni el bienestar, ni fomentan un consumo sostenible, clave para la salud del planeta.

Entre 2000 y 2019, el consumo mundial de materiales aumentó un 66%, triplicándose desde la década de 1970, hasta alcanzar los 95.100 millones de toneladas métricas. Este crecimiento, junto a la riqueza del consumidor y la mejora de los niveles de vida, ha provocado graves alertas sobre la degradación ambiental causada por el consumo humano.

Sumado al calentamiento global y a las ansiedades financieras y de salud post-pandemia, investigadores y formuladores de políticas han llamado a profundizar en la relación entre estilos de vida simples y bienestar.

NO ES SOLO DESPOJARSE, ES ENCONTRAR PROPÓSITO

El coautor, profesor Rob Aitken, aclara que no se trata solo de desprenderse de las posesiones materiales. “No es el compromiso con la simplicidad material lo que genera bienestar, sino la satisfacción de necesidades psicológicas y emocionales, como las relaciones, la conexión social, la participación comunitaria y el sentido de vivir una vida con propósito y significado”, señala.

    En un mundo donde las bodas de multimillonarios se consideran eventos de estado y los yates privados los nuevos símbolos de estatus, la simplicidad voluntaria emerge como una contranarrativa poderosa: valora lo suficiente sobre el exceso, la conexión por encima del consumo y el significado sobre el materialismo.

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