Publicado 09/06/2025 08:42

Infosalus.- Personalizar la quimioterapia optimiza la respuesta al tratamiento y minimiza náuseas y vómitos

La responsable del Servicio de Farmacia de la Clínica Universidad de Navarra en Madrid, Marian García del Barrio.
La responsable del Servicio de Farmacia de la Clínica Universidad de Navarra en Madrid, Marian García del Barrio. - CLÍNICA UNIVERSIDAD DE NAVARRA

MADRID 9 Jun. (EUROPA PRESS) -

Adaptar los tratamientos de quimioterapia a las características de cada paciente optimiza la respuesta a los mismos y ayuda a minimizar náuseas y vómitos asociados, conocidos como emesis, según insiste un estudio europeo que profundiza en los desafíos del manejo de estos efectos secundarios de la quimioterapia en aquellos casos en los que las guías clínicas no ofrecen respuestas específicas.

"¿Qué hacer cuando un paciente ha recibido la mejor profilaxis posible y, aun así, presenta náuseas y vómitos?", ha planteado la responsable del Servicio de Farmacia de la Clínica Universidad de Navarra en Madrid, Marian García del Barrio, quien ha participado en la investigación que intenta responder a esta cuestión a través de distintas indicaciones que siguen a la guía de antiemesis de la Asociación Multinacional de Atención Médica de Apoyo en Cáncer (MASCC, por sus siglas en inglés).

Según ha explicado García, la evidencia actual establece la combinación de cuatro fármacos como el tratamiento óptimo para evitar las náuseas y los vómitos en pacientes oncológicos. "Sin embargo, la aplicación de las guías requiere siempre individualizar cada caso", ha precisado.

El artículo publicado en 'European Journal of Cancer' destaca la necesidad de considerar factores individuales que pueden aumentar el riesgo de experimentar náuseas y vómitos, y sale al paso de cuestiones como la dosis óptima de olanzapina, la posible supresión de los corticoides de los esquemas de premedicación, el manejo de la emesis tardía o la profilaxis más adecuada para los antineoplásicos de administración oral, entre otros.

Las preguntas planteadas interpelan sobre la necesidad de obtener datos en vida real y reportados por los pacientes, con el fin de evaluar si la eficacia y toxicidad observadas en los ensayos clínicos se confirman en la práctica clínica diaria. Asimismo, ayudan a reevaluar el plan terapéutico mediante la reducción de dosis, la combinación de medicamentos o la prolongación de tratamientos más allá de lo estipulado.

García del Barrio ha destacado el papel que desempeña la farmacia hospitalaria en este proceso, tanto en la validación y ajuste de tratamientos como en la generación de conocimiento clínico aplicable. "Nuestro trabajo es dar respuestas personalizadas cuando la pauta general no funciona. Y eso solo se consigue con investigación, formación, trabajo multidisciplinar y coordinado con el equipo clínico, y una escucha activa de la experiencia de los pacientes", ha afirmado.

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