Publicado 22/05/2025 05:14

Fiscalía pide penas de 10 años para tres acusados de importar 862 kilos de 'coca' vía Colombia impregnada en carbón

Alijo incautado en su día a los tres acusados.
Alijo incautado en su día a los tres acusados. - POLICÍA NACIONAL VALLADOLID.

Policías de España y Portugal se incautan en Medina (Valladolid) de dicho envío valorado en 33 millones de euros

VALLADOLID, 22 (EUROPA PRESS)

Fiscalía de Valladolid solicita condenas de diez años de cárcel y una multa de para tres presuntos 'narcos' detenidos en el verano de 2021 como integrantes de una de las mayores redes de distribución de cocaína del País Vasco que empleaba un procedimiento inédito para ocultar la droga, en concreto mediante la impregnación de esta sustancia en carbón vegetal a través de un complejo proceso químico. Se incautaron 862 kilogramos de 'coca' valorada en 33 millones de euros, el mayor alijo de los ocupados hasta el momento en Castilla y León.

El banquillo de los acusados en la Audiencia de Valladolid lo ocuparán el próximo día 27 de mayo Julio Ángel P.A, Gabriel M.G. y Abdelkrim M, quienes, además de una decaída de prisión para cada uno de ellos, se exponen al pago de multas por importe del valor de la mercancía incautada, en concreto 33.263.703 euros, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.

Mediante esta operación, desarrollada tras más de un año de investigación junto a la Policía Judiciaria de Portugal, fueron detenidas tres personas en la localidad vallisoletana de Medina del Campo, entre las que se encuentra su líder, el histórico narcotraficante vasco Julio Ángel P.A, que operaba a nivel nacional e internacional mediante un complejo entramado de empresas que utilizaba para importar cocaína desde América Latina, concretamente desde Barranquilla (Colombia), y distribuirla en España, principalmente en el País Vasco.

Las investigaciones, dadas a conocer en junio de 2021 por el entonces delegado del Gobierno en Castilla y León, Javier Izquierdo, junto con el también entonces jefe superior de la Policía Nacional en la Comunidad, Juan José Campesino, y responsables de Policía Judicial de ambos países, comenzaron a principio del año 2020 sobre una sociedad mercantil del sector inmobiliario.

A través de ella, se realizaban diversas importaciones sospechosas vía marítima, difiriendo notablemente su objeto social con el contenido de los mismos. Esta circunstancia hizo sospechar tanto a las autoridades españolas como a las portuguesas. Ese análisis previo permitió detectar un complejo entramado de empresas que mantenían vínculos entre sí, casi todas ellas con escasa actividad y de sectores tan diferentes como la administración de fincas o la importación de comida congelada.

Llamó la atención el uso de numerosos testaferros, que tenía como finalidad encubrir al verdadero artífice de ese entramado empresarial, el citado vecino de Bilbao, Julio Ángel P.A, nacido en 1969 y muy conocido policialmente al tratarse de un narcotraficante muy importante en el norte de España y que llegó a pasar once meses detenido en Bolivia por su relación con el tráfico de drogas.

ESTRECHO CONTROL SOBRE LOS INVESTIGADOS

En ese punto de la investigación, los agentes comenzaron a desarrollar un estrecho control sobre esta persona y sobre su hombre de confianza, un ciudadano argelino, Abdelkrim M, que utilizaba en sus actividades criminales y en las actividades de sus empresas.

De la misma manera, se inició una motorización de la actividad mercantil de dichas empresas, observando que movían, en su conjunto, un relevante volumen de importación, especialmente a través de un puerto portugués, operando en ocasiones con mercancías que poco o nada tenían que ver con su objeto social. Estas informaciones fueron controladas por las autoridades portuguesas quienes localizaron e inspeccionaron dos contenedores de carbón vegetal importados por una de las empresas, dando ambos positivos en cocaína.

MÉTODO INÉDITO DE CAMUFLAJE

La operación policial fue puesta como ejemplo de la necesaria colaboración entre las policías de distintas países en el espacio Schengen, al tiempo que se subrayó la relevancia de la misma por la cantidad de cocaína ocupada, la mayor en la historia de dicha jefatura, y también por el método que los 'narcos' utilizaban para ocultar la droga, totalmente inédito hasta la fecha en España.

Y es que el 'modus operandi' consistía en camuflar la sustancia estupefaciente como si fuera carbón vegetal a través de un complejo proceso químico en origen, realizado por los cárteles mexicanos y colombianos que abastecían al principal detenido.

La droga llegaba sin poder ser prácticamente detectada al tener una forma y color muy similar al carbón vegetal. Además, el olor característico de la cocaína era eliminado, por lo que no podía ser tampoco detectada por los perros especializados en narcóticos.

El sistema utilizado garantizaba el éxito al ocultar los sacos contaminados con la sustancia estupefaciente dentro de una importación de un volumen mucho mayor. Es decir, de los 1.364 sacos que se transportaban, solamente 30 de ellos, un 2,2 por ciento, contenían droga, lo cual hacía su detección aún más difícil.

El cargamento iba a ser trasladado, en primer lugar, hasta una nave a nombre de una empresa fantasma controlada por la organización, para, desde allí, descargarlo y separar el carbón genuino de la droga, que sería llevada a laboratorios situados en el norte de España, en el País Vasco, para su procesamiento y posterior distribución en territorio español.

A partir de este momento, se estableció un dispositivo de control simultáneo sobre los dos contenedores con droga, transportados en sendos camiones desde Portugal, y sobre el principal investigado y su hombre de confianza, quienes se hallaban ultimando los preparativos para recibir y procesar la mercancía. En este dispositivo participaron más de 50 agentes españoles y portugueses.

UNA NAVE EN MEDINA, CENTRO LOGÍSTICO

Todos los objetivos y la sustancia estupefaciente confluyeron en el centro logístico que la organización estaba armando, ubicado en la localidad vallisoletana de Medina del Campo, donde tenían alquilada una nave que no reunía las características necesarias en cuanto a sus dimensiones. Esta circunstancia obligó al grupo a alquilar una nave más amplia en la misma localidad.

Una vez que los contenedores llegaron a la zona de descarga en Medina del Campo, un amplio operativo procedió al asalto y detención de los investigados.

Además del reconocido empresario vasco y su lugarteniente, se llevó a cabo la detención de una tercera persona que se dedicaba a realizar el alquiler de esas naves sabiendo que el fin no era lícito. Así la policía detuvo igualmente a Gabriel M.G. por su presunta implicación.

La operación se saldó con la práctica de tres registros domiciliarios en el País Vasco y un cuarto registro en las naves controladas por la organización, también en la misma región.

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